Somos un país distópico. Los chorros andan libres y la gente de bien encerrada por las restricciones, la inseguridad, la falta de empleo, la falta de la falta, etc., y Boudou libre por hacer un curso de organización de eventos… O sea, afana si sos político que no pasa nada.
Son tan impresentables que decretan un duelo y salen a hacer actos a lo loco. Son puro relato para la gilada, porque ellos se garcan en todo. Y en el medio de todo esto, 30 tipos te cortan las vías del tren, la gente queda varada para volver a su casa después de un día de laburo, y la cana mirando como cortaban las vías sin hacer nada.
Es tal el delirio de la política que los policías miran impasibles como los vándalos hacen lo que se les canta. Estamos a merced de una panda de ineptos que dejan hacer, total los que se joden son siempre los mismos: los laburantes. Ellos están cómodos en sus escritorios en sus departamentos de Puerto Madera y Recoleta.
No tenemos nada que envidiarle a Cuba o Venezuela, tenemos una élite política que es igual de oligarca y millonaria, mientras la mayoría del pueblo es pobre y pasa hambre. El relato es tan fuerte que el oprimido aplaude al opresor.
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