A Alberso le molestan las preguntas que van al hueso o las que parten del sentido común, las que se salen del pensamiento único y uniforme del relato k.
Como cuando le preguntas por los muertos, la curva de contagio que van en aumento cuando había prometido en diciembre que para febrero iba a haber 10 millones de argentinos vacunados.
Auqellas prefuntas fuertes que los incomodan porque no pueden responder, no se animan a debatir, mantienen el pensamiento único y los pone nerviosos exponerse a repreguntas, no se cansan de mentirnos en la cara con la realidad frente a nuestro ojos.
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