Giacomini habla del acuerdo oficial con los bonistas.
Obviamente el gobierno pone toda su batería de propaganda vendiéndonos un lecho de rosas en que ha sido fabuloso el acuerdo, dice el economista. Esto no nos debe sorprender, muchos viven de la pauta oficial, entonces dicen lo que el gobierno quiere que diga.
No hay nada para festejar en realidad, el acuerdo es malo. Hay que tener en cuenta que este acuerdo esta lejísimo de solucionar el problema de la deuda porque este acuerdo involucra pagos de capital por 68 mil millones de dólares, cuando toda la deuda del sector público son 323 mil millones de dólares por lo tanto este acuerdo involucra solamente el 21% de la deuda.
Es más, se negoció esta deuda con los bonistas Nueva York pero falta reestructurar la deuda con los organismos internacionales que son 70 ml millones de dólares y después falta renegociar la deuda bajo legislación Argentina, o sea los bonos de corto y largo plazo. Esto totaliza 55 millones de dólares.
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Falta reestructurar una deuda que es dos veces esta que se acaba de negociar, cuando tomamos conciencia de esto nos damos cuenta cuán lejos estamos de solucionarlo finalmente.
La deuda con organismos estatales hay que pagarla, si no se le paga al ANSES implica menos jubilaciones, si no se le paga al banco central más inflación, si no se le paga al banco Nación implica menos crédito.
Una deuda es una transferencia intertemporal, esto quiere decir, me endeudo y gato hoy pero paga la gente del futuro, los que no nacieron. Esto implica una transferencia a lo largo del tiempo. La gente del futuro nos da plata a la del presente. Para saber si un acuerdo de deuda es bueno o malo hay que ver su impacto a través del tiempo.
Si el acuerdo no agrava los problemas de deuda hacia el futuro, dice Giacomini, es un buen acuerdo. Por el contrario, si agranda estos problemas hacia el futuro creando una importante bola de deuda impagable este es malo.
Estamos en condiciones de afirmar que este acuerdo es muy malo porque está pagando los pagos a futuro y concentrarlos entre el 2025 y el 2035. Va a haber una ola de vencimientos imposibles de pagar con una gran posibilidad de default. No nos dejemos engañar más por los discursos mentirosos del oficialismo