Y se va la tercera!
Como dice Feinmann, esto no pareciera que termina el 17 y nos dan la libertad. Por el contrario, y cómo pensamos todos, esto va para largo, porque es el único plan para manejar la crisis económica y la sanitaria.
En un pase de lujo entre Joni y Eduardo, la cuarentena fue el tema central. Sobre todo, porque, si antes la culpa era de Larreta, ahora, el relato k le apunta al AMBA. Y claro, si antes eran los porteños los que contagiaban a todos, ahora son los habitantes del AMBA los que representan un peligro para la Argentina.
Siguen con la teoría del desborde, pero por ahora no pasa nada, el único desborde es el de la delincuencia, el del cierre de comercios y la falta de trabajo.
Larreta, quien intenta poner un poco de racionalidad, está diciendo de volver a la fase 3, pero la gente no da más. El martillo y la danza parece que se olvido del baile, porque hasta ahora es todo martillo.
En dos meses ya se cerraron 18 mil comercios, y sigue subiendo. Con esto, también va subiendo la desocupación y el hambre. La respuesta del gobierno sigue siendo la misma, planes, planes y planes.
La próxima pandemia va a ser le hambre, la desocupación y la recesión, con una pizca más que importante de hiperinflación por la emisión desmedida. Según Bein, el economista, por cada comercio que se cierra son 12 personas que pierden su fuente de trabajo, con lo cual habremos perdido para finales de julio más de 300 mil empleos.
Encima, la recuperación de empleo es lenta en Argentina no sólo por la propia dinámica económica, sino por los juicios laborales, el costo laboral y la baja calificación de los trabajadores. Cómo dice Feinman, es necesario más que nunca una reforma laboral que aliente el crecimiento del empleo.
Y ni siquiera se dignaron a sacar una ley de teletrabajo, sino que se obliga a mantener el puesto de trabajo en el lugar, generando más gasto, cuando la idea es otra, generar trabajo y menos costo.
Hace años que la Argentina no genera empleo en el privado, salvo en algunos sectores, con excepción del Estado, que viene incrementando la contratación cómo loco. Entre planeros y empleados públicos innecesarios, tenemos un estado inmenso, bobo y pesado, que ofrece pocos servicios y sale muy caro sostenerlo.
Es momento de empezar a discutir genuinamente una reforma laboral, no para despedir gente, sino para garantizar el crecimiento y la creación de empleo privado.