Feinmann indignado con Mayra Mendoza, la intendente que ahora controla precios en supermercados, y sale a armar jodas en la calle para festejar quién sabe qué, porque la verdad no hay mucho para festejar con un país que está incendiado por todos lados.
La Cámpora, de la cual la kuka Mendoza es parte, esta atosigando a los empresarios y comerciantes de alimentos para tapar sus propias ineficiencias, así que ahora van a salir como los nazis a prohibirle a la gente que pueda vender alimentos si no es con los precios que ponen ellos, aunque muchos vayan a pérdida.
Después de ese acto vergonzoso, la zurda Mendoza se puso en ese mismo acto a hacer un pogo con los monos que la acompañaban. Mientras tanto, en su municipio están a las puteadas por el pibe que mataron para afanarle una bicicleta.
Mientras ella vive como millonaria y se da el lujo de saltar y festejar, en su territorio, que es uno de los más pobres del conurbano, la gente común tiene miedo de los dealers, los chorros y los punteros kirchneristas que han ganado la calle para hacer todo tipo de trapisondas, mientras los laburantes, como siempre, terminan metidos dentro de sus casas para no sufrir las consecuencias del desmadre que genera la política.
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