Ahora el Papa se mete en discusiones que nada tienen que ver con la religión, y ha llamado, básicamente a que vuelva la ley de la selva, porque el derecho de propiedad pareciera que quedó demodé. Eso si, la de ellos no la tocan ni en joda. Cómo todo socialista, el Papa reparte la que no es de el.
Y salió a decir que la propiedad “es un bien secundario que debería repartirse universalmente”, por eso Eduardo dice, con criterio, empecemos por los miles de millones del Vaticano que es dueño de empresas, títulos en acciones, propiedades, empresas inmobiliarias, etc. Eso sí, de esas propiedades ni se hablan…
Son parte del capitalismo internacional financiero, con miles de inversiones en todo el mundo, hasta un canal porno, y un banco. Pero para Francisco, los únicos que tienen que repartirla son los giles que laburan. Cómo dice Eduardo, el Papa maneja 220 mil iglesias en todo el mundo, es decir, propiedades. Más las 24 mil propiedades en Italia, Hoteles, y otras tantas cosas que no se saben.
El Vaticano, con el Papa a la cabeza, es uno de los principales grupos económicos del mundo, y es quien sale a decir que la propiedad de la gente común es “secundaria”. Pareciera que reflotaron el viejo dicho de “haz lo que yo digo, y no lo que yo hago”.
También te puede interesar: