Peretta es uno de los pocos sindicalistas que se anima a desafiar al modelo corporativista que tiñe hoy a una cantidad importante de gremios, aunque no la más numerosa. Según cuenta el líder de los farmacéuticos “el ochenta por ciento de las tres mil organizaciones sindicales inscriptas en el Ministerio de Trabajo son medianas o pequeñas, no están involucradas en casos de corrupción y cumplen fielmente su obligación estatutaria de proteger el salario y la salud de los trabajadores que representan” cuenta Marcelo en Infobae.
Pero el modelo que impera es el de la defensa de los gremios “gordos”, los que tienen muchos afiliados, pero son débiles, y si bien sirven a la política, poco aportan a los trabajadores. En contrapartida son estos “sindicatos flacos”, como los llama Peretta, los que por su reducida cantidad de afiliados reivindican la cultura del trabajo y el esfuerzo como forma de progreso, aunque el gobierno descrea del mérito.
Sin ir más lejos, fueron estos mismos pequeños gremios los que en plena pandemia estuvieron en el frente de batalla: los almaceneros, cocineros, choferes, periodistas, farmacéuticos y bioquímicos entre otros, que no trabajaron por zoom, sino de forma presencial, poniéndole el pecho a la lucha contra el coronavirus.
Pero el gobierno prefiere seguir protegiendo los intereses de los “sindicatos gordos”, en lugar de reconocer las nuevas asociaciones sindicales como la de repartidores de delivery, de las tecnologías, y de la salud, entre otras. Con lo cual estos nuevos gremios podrían generar convenios y aportar a incrementar el trabajo registrado. La pregunta es si realmente quieren eliminar los planes sociales, o prefieren este estado de cosas.
Para Marcelo, los sindicatos y las organizaciones sociales hablan el mismo lenguaje, pero difieren en puntos centrales. Durante el gobierno de Alberso se perdieron 4 millones de empleos registrados, y en contrapartida, los piqueteros vieron incrementado su ejército con 4 millones de planes. Con esta lógica no hay país posible.
La salida, según Peretta, es empezar a permitir que estos gremios puedan generar trabajo genuino a partir de su reconocimiento, y que el estado, el lugar de dejar de lado sus obligaciones de control y mandar a piqueteros a los supermercados, que debería ser algo del sector público, debería apostar a eliminar los planes por la oferta laboral.
Hay algo que está quedando cada día más claro en la sociedad, no se puede seguir teniendo un país de personas atadas a la dádiva estatal, es necesario recuperar la cultura del trabajo, del esfuerzo y del mérito, y esto es lo que propone este dirigente sindical que poco o nada tiene que ver con el corporativismo y el patoterismo que observamos en la mayoría de los grandes gremios.
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