Vidal destroza a los kirchneristas porque lo único que les importa, además de las causas de la kretina, es mantenerse en el poder. El desgaste que le vienen haciendo al títere demuestra la tacañería política de un espacio que no tiene proyecto de país, sino solamente proyecto de poder. Pero nada es gratis.
Y como nada es gratis, el costo que están pagando es alto, tratan de buscar culpables para los desastres que hacen. De hecho, el presidente pasó de la guerra a la inflación a echarle la culpa a la gente por la auto percepción de una inflación que al parecer no existe y no es tal cuando vas al supermercado.
El kirchnerismo duro ve esto y quiere despegarse del presidente, pero sin largar las cajas. Funcionan con la lógica de facciones electorales pero que no son capaces de llevar adelante un proyecto de gobierno y de país en unidad. La que más abona a desgastar a Alberso es su vicepresidente, que se sabe dueña de una porción de votos leales, que si bien no le alcanzan para ganar sola, si le alcanza para imponer lo que quiere.
El problema es que la coalición no tiene un fin más allá de las elecciones y eso es lo que se nota, dejándonos a los ciudadanos, tal como dice Vidal, en el medio de una guerra de bandos para ver quien tiene el control de un estado arrasado por la ineptitud y la ineficacia.
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