No hay horizontes claros

Más restricción. Es el único plan de los 3 chiflados que nos gobiernan. Ya hasta la sube van a controlar. Si pensaste que no te sacaban derechos, comete esa. La situación es cada vez mas angustiante porque no sólo estamos mal económicamente, sino que la represión no tiene parangón en una democracia.
Para Joni no hubo muchas sorpresas en lo que anunciaron. Al menos primo la cordura y no se cerró todo el transporte, pero es un consuelo de pobres. Volvemos a la semi libertad.
Para los 3 chiflados, los contagiadores del virus somos los porteños y los conurbanenses, pero no se hacen cargo que son ellos los que viajan por el país a los besos y abrazos, sin barbijos y con coronavirus… típico de político, la culpa la tienen los otros.
Ciertamente estamos gobernados por payasos, se olvidan que somos nosotros los que los llevamos ahí. Vamos a tener que aprender a votar, porque sino vamos a seguir teniendo impresentables en el poder. Se llego hasta lo cómico de decir que los runners al final no contagian, pero que lo prohíben para quedar bien.

Albertítere, por otro lado, volvió a la idea de que la culpa es de la pandemia y no de la cuarentena. Pero las decisiones de la cuarentena las tomaron los políticos, no la pandemia. Alberso es un ridículo, rodeado de saltimbanquis aplaudidores.
También, dijo el presidente, que la cuarentena es un “remedio”. Claramente tira fruta, porque está usando una herramienta que era de la edad media cuando no sabían como tratar enfermedades. Acá más que nada se trata de una estrategia basada en la falta de ideas, la inoperancia y la corrupción.
Tanto Joni como Feinmann se preguntan que pasará si la sociedad no acompaña está propuesta, algo muy factible que puede pones un manto de incertidumbre, además de lo económico y sanitario, en lo político.
Novaresio, que participó del pase, cree que se va a cumplir la cuarentena porque la gente está resignada. Es cierto, pero no sólo resignada a seguir encerrada, resignada a morirse de hambre y a perder lo poco que ha logrado conseguir.
Estamos ante un abismo muy grande, dónde nadie sabe donde termina esto, ni siquiera cuándo. La resignación de la gente es cada vez más profunda, hasta que la resignación se transforme en protesta.