La paradoja de un país fundido es que las agencias de transporte de turismo y particular protesten para poder trabajar, que se vieron perjudicados con el último decreto.
Le dejaron un petitorio en el ministerio que les fue recibido, pero nadie los atendió para escuchar sus reclamos. Salammens no apareció. Tuvieron que cortar carriles en la 9 de Julio y están dispuestos a mantenerlo de forma indefinida.
Advirtieron que más micros se pueden ir sumando a este corte, generando aún más caos en el tránsito. Pero al gobierno no le importa salir a negociar o a escucharlos para evitar esta aglomeración de trabajadores del turismo que los expone a ellos al virus y genera demoras en el tránsito.
Pero nos siguen vendiendo el relato de que el Estado nos cuida, a este gobierno nadie que reclame por un laburo o fuente de trabajo dignas y genuinas le interesa.
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