Cabak le pegó tremenda apurada a un simio de los colectiveros que está aguantando el paro y lo terminó haciendo pisar el palito. Los simios sindigarkas quieren que los aumentos crezcan de los árboles, pero le terminó pasando por completo la realidad por encima. Cabak vio la oportunidad cuando el kuka empezó a llorar porque quiere que los boletos del colectivo estén totalmente congelados, y lo terminó domando terriblemente porque la plata ya no sale más de la emisión, sino que ahora cada uno la tiene que conseguir de forma genuina para arrancar a plantearse cosas como aumentos
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